José Manuel Gragera Junco
1992, Badajoz
Graduado en filosofía por la UMA
Singularidad
18 enero 2015
324 palabras
Existe un tema, que atraviesa los complejos recodos de la historia, el cual, por nuestra completa imperfección, los seres humanos volvemos a traer, una y otra vez de forma sistemática, a escena.
En tiempos de grandes cambios y latentes incertidumbres sociales y culturales –en su más amplio sentido –vuelve, a nuestros días, como ya lo hiciera ayer, la misma idea que tanto sobrevoló los tejados de la humanidad: la unidad, la igualdad, la semejanza… Y aquí, en este terrible ahora, el aire se torna de nuevo irrespirable, insufrible. Dejamos de ser hoy, dejamos de ser el ahora. Volvemos a ser el ayer; menos incluso, somos un ayer entre tantos otros.
Contra esto, la singularidad es el gran analgésico. Analgésico, porque la vida no proporciona antídotos milagrosos. Es dura, arrogante y sometedora. No podremos curar las heridas ni borrar las cicatrices, pero sí resistir los golpes y seguir avanzando. Y singularidad, porque en ella reside una de las vías de escape a toda la vileza, torpeza y trasgresión de los derechos y libertades fundamentales a los que nos vemos sometidos días tras día. Hemos de buscar lo singular, lo único, lo diferente y apreciarlo como tal. Dotarlo de valor intrínseco; porque en la diferencia, en aceptarla y elevarla a la categoría de máxima inviolable, descansa el futuro de una humanidad, una cultura, una política y un mundo mejor.
Del mismo modo, el arte debe buscar lo singular o, más que eso, debe realzarlo, exponerlo, sacarlo a la luz; convertirse en estandarte de un modo de pensar: alumbrar la diferencia y lo singular en la vida y en la naturaleza.
Si queremos libertad, si el arte quiere libertad, debemos empezar desde abajo. Desde la singularidad, pensando, justamente, que la complejidad de cada ser, cada pensamiento, merece ser reconocido para buscar lugares comunes en los que atracar. Escapar de la igualdad superficial y semejanza aprisionadora y tender puentes desde el sabernos distintos y valiosos por ello.